Consumo responsable: más allá del reciclaje
Por: Virginia Rivaben
Separar nuestros residuos es un buen hábito, pero no aborda la problemática de fondo. La clave está en conocer y tomar decisiones de consumo, a partir de lo que nos ofrece el mercado.
Separar los residuos se ha convertido en una rutina para muchos ciudadanos y ciudadanas, aún cuando ha sido (y sigue siendo) una batalla cultural para cambiar hábitos. Sin embargo, aunque el circuito de reciclaje funcione correctamente, aquellos envases que separamos no presentan la circularidad que nos imaginamos.
Esto se debe, en parte, a que muchos envases reciclables requieren la incorporación parcial o total de material virgen en su fabricación. Una razón puede deberse a la degradación del material reciclado: con cada ciclo de reciclaje y dependiendo el método, los materiales pueden perder calidad o perder propiedades para ser utilizados nuevamente.
Otra causa son las normativas de seguridad: los envases en contacto con alimentos deben cumplir estrictas regulaciones sanitarias para garantizar la inocuidad, entre ellas, garantizar la trazabilidad de sus materiales. La ley 18.874 del Código Alimentario Argentino prohíbe el uso de materiales que proceden de envases o fragmentos reutilizados o reciclados. Esto significa que, por ejemplo, un envase de leche hecho con material virgen, aunque sea reciclable, no podrá volver a usarse para contener leche ni otro alimento. Esto se debe a que que durante el proceso de reciclaje, podría entrar en contacto con otros residuos o sustancias peligrosas, lo que compromete la seguridad del consumidor. Por esta razón, la industria alimentaria debe incorporar material virgen para garantizar la inocuidad de los alimentos.
Esto implica que, aunque el reciclaje ayuda, no elimina la necesidad de extraer nuevos recursos. Existen materiales como el PET, que pueden reincorporarse al circuito de posconsumo. Aunque el reciclaje de este plástico se realiza desde hace tiempo para distintas industrias, el PET posconsumo reciclado grado alimentario (PET-PCR grado alimentario) es una innovación reciente y en desarrollo. En Argentina, el Reglamento Técnico Mercosur sobre Envases de PET-PCR Grado Alimentario establece que este material es el único aprobado para la fabricación de envases o artículos en contacto con alimentos, los cuales pueden contenerlo siempre que cumplan con las regulaciones de seguridad vigente. No existe un porcentaje fijo obligatorio de PET-PCR en los envases, sino que depende de cada fabricante y del cumplimiento de los requisitos sanitarios establecidos en la normativa mencionada anteriormente. En la práctica, algunas empresas ya están incorporando un 20% de PET-PCR en sus envases y un 80 % de PET virgen aproximadamente, aunque este porcentaje puede variar según la disponibilidad del material y los estándares de calidad exigidos.
Sin embargo, a pesar de sus beneficios y potencial, esta tecnología sigue siendo costosa y está en fase de desarrollo. Una de las principales dificultades es garantizar una oferta constante de material reciclado disponible para estas industrias, las cuales requieren flujos constantes de material. Esto, a su vez, depende de un hábito de separación que aún no está completamente arraigado en la sociedad.
Otra manera de integrar materiales reciclables en los envases de alimentos es mediante los envases multicapa, que combinan capas de material virgen y reciclado. En estos casos, el material virgen siempre se mantiene en contacto directo con el producto, garantizando su seguridad e higiene.
En ambos casos, la circularidad de los envases no es tan perfecta como podríamos imaginar. El reciclaje es una herramienta importante para reducir el impacto ambiental de los envases, pero no es suficiente por sí sola. Forma parte de un conjunto de acciones que, como consumidores, podemos tomar para impulsar un cambio real. Elegir productos con envases que incluyan material reciclado, reducir el uso de envases priorizando opciones como la compra a granel y fomentar la separación de residuos en nuestro entorno, son acciones fundamentales para impulsar una verdadera economía circular.
Y vos, ¿alguna vez te planteaste enfrente de la góndola del super, que tu decisión como consumidor cuenta?