Visibilizar los residuos
Por Juan Pablo Astolfo
Era mucha, pero no imaginábamos que tanta. El 99% de las cuadras de la ciudad de Buenos Aires tiene al menos una, y en dos de cada tres de ellas hay una o más cada 30 metros. Es lo que indica una de las variables registradas por el Índice de Calidad de Limpieza que, con dos mediciones anuales, permite conocer con rigor estadístico la higiene de calles y veredas porteñas. Y por si quedaba alguna duda, eso que tanto abunda en la vía pública es la caca de perro.
La generación y procesamiento de datos es vital en la gestión pública moderna, y aun aquello que nos parece evidente desde el sentido común necesita ser traducido en información precisa. Técnicamente, se lo conoce como “políticas basadas en evidencia” y consiste en el feedback permanente entre la acción de gobierno y el análisis objetivo de su impacto.
En el Observatorio de Higiene Urbana nos ocupamos de ese proceso minucioso de visibilizar la basura, produciendo información que ayude a potenciar los servicios de limpieza y recolección de la Ciudad, y a promover hábitos más sostenibles en los vecinos. Nuestro equipo, integrado por profesionales de la Asociación Civil Sustentar y de la Facultad de Agronomía de la UBA, trabaja desde 2018 aportando una mirada particular sobre la complejidad de la gestión de higiene urbana. En especial, tratamos de ser creativos y realistas para elaborar propuestas que sean innovadoras y, a la vez, viables para conseguir los objetivos fijados, considerando las capacidades institucionales, recursos y limitaciones del entorno.
Los resultados de este círculo virtuoso entre evidencia, rediseño y ejecución de políticas públicas son muy poderosos. Contar con información certera, confiable y georreferenciada del nivel de higiene de calles y veredas permitió, por ejemplo, incidir en acciones puntuales para que Buenos Aires sea hoy un lugar más limpio. Pero, como todos podemos imaginar, incluso el servicio más eficiente de limpieza no podría lograr levantar la caca de perro del 99% de las cuadras. Por eso, desde el Observatorio, trabajamos también para entender las costumbres arraigadas en la comunidad y generar acciones que nos ayuden a transformar nuestros hábitos y a adquirir conductas más sostenibles, es decir, acciones que se mantengan en el tiempo y vayan construyendo la base de nuestras nuevas costumbres.
Con este tipo de estudios, también aportamos valor en el diseño y mejora de propuestas que buscan generar interacción e incentivos para que los cambios se produzcan. Es el caso del programa Puntos por reciclar, que desde 2018 premia a quienes disponen sus reciclables en el canal más adecuado. El año pasado, gracias a esa iniciativa y participando a través de WhatsApp, más de dos mil personas recibieron el equivalente a los viajes realizados en un mes en recargas de su tarjeta SUBE, y otras cien obtuvieron bicicletas plegables. Además, formamos parte del programa Esa es mi cuadra, que reconoce con un año de ABL gratis a los vecinos de las cuadras más limpias de la Ciudad, y que en sus dos ediciones contó con más de cuarenta mil inscriptos.
Estas acciones y muchas otras ejecutadas por el Observatorio son parte del trabajo que realizamos desde la Asociación Civil Sustentar para promover ciudades y comunidades más sostenibles. En tiempo de fuertes restricciones sanitarias y económicas, tanto para los gobiernos como para cada uno de nosotros, tenemos la oportunidad de encarar la “nueva normalidad” desde la generación de valor público. Que los próximos desafíos nos encuentren con instituciones más eficientes y ciudadanos con hábitos más sostenibles.